15 febrero 2010

Sueño ciento cincuenta y uno...

Escuchando: Tomorrow, in a year (The Knife)



el momento en que confundimos el placer con el ideario de la propiedad, el momento en el que vestimos nuestra ideas camuflándolas con las de otros, el momento en el que fuimos espejeando comportamientos impuestos y aprendidos, el momento en el que al mirarnos sabíamos todo lo que un hombre y una mujer necesita saber… o sí . Cada vez hay menos hechos tangibles a los que aferrarse, cada vez contraes más obligaciones, cada vez es más empinada la escalera por la que has ido subiendo y a la que le has ido quitando uno a uno todos los escalones, tienes claro que existían, sí, miras y entiendes que se abre detrás de ti una aplastada penumbra de tiempo. Y de repente una mañana antes de despertarte sientes como encoge el día, el trabajo, la casa, la ciudad… ya no te calman los escaparates, los restaurantes, las vacaciones, la tonta idea de pensar que el mañana y tú seréis distintos. El concepto de velocidad ha cambiado, y al igual que entonces volverás a correr de nuevo pero en una dirección totalmente opuesta a la de tus sueños, más desnudo, huyendo sin entender bien de qué, evitando cobardemente los peligros, las opciones, sin la emoción necesaria de que todo está por descubrir, por hacer… y llega muy lentamente, como el que no quiere la cosa te asaltará una conocida pregunta, ¿por qué?... porque el enemigo habita siempre dentro de nosotros mismos, porque ya no nos quedan más ilusiones que comprar, porque ya no somos ni de lejos todo eso que se suponía que teníamos que haber sido y no somos.
No, el “futuro” no es como nos lo contaron, no, aquello no era esto, piénsalo… todavía tenemos el reloj en hora.

http://www.youtube.com/watch?v=nK_0Lx0wHEQ

2 comentarios:

Mer dijo...

Pero todavia estás hay tiempo.
Tiempo para que las cosas sean como deben ser,para que lo que deseabas hacer o ser,llegue.

Besos.

Javi dijo...

Claro... siempre éste es el mejor momento posible.

Besos.