Sueño ciento setenta y cuatro...

Escuchando: Planes de verano (Algora)






Ya no escarbo en el miedo porque no lo tengo, dejé de ir a su encuentro, de buscar el terror absurdo a equivocarme, formo parte de él.
Tanto tú como yo venimos del mismo barrio, procedemos de un suburbio obrero con el sello de “certificado urgente” grabado a fuego en la piel y que sirve para templar la maquinaria. Te tengo sentado al lado. Tú parafernalia, tú actitud, tú escondite rutinario al que te acoges para justificar la vida, la tuya y la de otros, esas que crees que te pertenecen, a las que siempre parece que quieres poner solemne voz . Es hiriente cómo supones que no, que no caes en todos y cada uno de los tópicos que desesperadamente te molestas en denunciar. Los hechos, bastante humildes, hablando bien bajo vienen a susurrarte lo contrario, a apuntarte con precisión y dispararte con el dedo. Hoy uno, mañana otro, pasado dos, y así pasan a engrosar las filas de esa realísima tropa, ese inmenso e inútil ejercito de buenas intenciones que despacio van tapando el horizonte y que nublan con sonrisa mecánica y apática el sol. Es curioso, no piensas qué, yo te veo estampado a diario, retratado como un sellito de correos en un sobre. Sí, están a punto de desaparecer, todos lo haremos en éste tiempo de ficción televisada, disolviéndonos en su artificialidad intangible y su minutito de gloria… mínimo “la experiencia a través de otro” . Pero no claro, ¿tú/yo?, no.

Nuestra cabeza es un álbum de cromos repetidos (se pueden cambiar, pero se paga igualmente por ellos).

http://www.youtube.com/watch?v=AnEm2AyXo3c